La fe del Estado y la ‘no-palabra’
* Carlos Federico Valverde Bravo
El
art. 3 de la Ley 180, de octubre de 2011, dice: “Se dispone que la
carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, como cualquier otra, no
atravesará el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure –
Tipnis”.
Cuando dicha ley, producto de la VIII marcha
indígena, se firmó, se lo hizo poniendo sobre el papel la fe del Estado,
es decir, que se comprometió al Estado Plurinacional de Bolivia ante el
país. Fue el Gobierno, a nombre del Estado, quien asumió la
responsabilidad de que el Tipnis no sería atravesado por una carretera.
Poco tiempo después, al mismo Gobierno se le ocurrió que tal decisión
debía ser revertida, y para ello acudió a la ‘presión’ de los marchistas
progubernamentales de las zonas cercanas al Tipnis, que se movilizaron
para exigir que haya carretera. Esos marchistas, que representaban la
base política del Gobierno, colonos y cocaleros ávidos de más terreno
para poner unas cuantas hectáreas de yuca, piña, bananos y muchísimas
más de coca, fueron recibidos por un Gobierno que, deshonrando la fe del
Estado, decidió que habría una consulta ‘previa e informada’ (Ley 222)
para construir la carretera que, según el Estado (Ley 180), no
atravesará el Tipnis.
Como se lee, consulta previa… pese a que los tramos 1 y 3 ya estaban
listos y la empresa constructora OAS seguía trabajando. Se llegó al
extremo de echar a OAS para justificar que, sin esta, entonces la
consulta sería previa porque, de aprobarse, recién se contratara a otra
empresa para el tramo 2. Esta situación fue refrendada por un confuso
fallo del Tribunal Constitucional. De esa manera, el Gobierno echa a
andar la ‘consulta’.
En 1945, George Orwell escribió 1984, más conocido como el Gran hermano.
La trama transcurre en Inglaterra, donde se muestra la sociedad del
futuro dividida en dos grandes grupos: el primero, el único válido para
representar al Estado, integrado por el Gobierno y el Partido Único, con
poder absoluto, apoyados en consignas como: “La guerra es la paz, la
libertad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza”; al otro lado, la
población no militante, atemorizada y sometida al poder del Gobierno y
del partido.
El poder se ejercía en cuatro ministerios: el ministerio del Amor
(castigo y represión), el ministerio de la Paz (empeñado en la búsqueda
de la guerra permanente para generar unidad interna), el Ministerio de
la Abundancia (maneja la economía para que la población subsista con lo
que se tiene) y el Ministerio de la Verdad (el lugar donde se destruye
el pasado y se construye y manipula la documentación histórica para
justificar el presente y el futuro).
Los ideales del partido están expresados en el pensamiento y palabra del
Gran Hermano: omnipresente y omnipotente; dueño de la verdad y del
futuro (quien controla el pasado, controla el futuro, por eso se
destruye y manipula el pasado). El GH controla el pensamiento y la
acción. Los valores sociales son definidos por el GH y los administra el
poder, que termina anulando el pensamiento individual bajo la idea de
que el ‘bien superior’ así lo requiere. En el Estado no hay lugar para
disidentes (la idea del GH es Stalin); el pensamiento no puede ser
libre, la educación es dirigida ideológicamente y el lenguaje tiene
cambios que deben expresar de manera inequívoca la ideología totalitaria
del partido. Se suprimen palabras y se inventan nuevas, como esta que
se me ocurrió: la ‘no-palabra’.
Cualquier coincidencia con el Gran Hermano Plurinacional… se la hace a propósito.
(*) Periodista